G-C3RRJCR4X2

La falsa sonrisa de Noemí Berenice

La falsa sonrisa de Noemí Berenice

Por: Alejandro Valencia Barrera

Zacatecas, Zac.- Cuando hable amigablemente, no le creas, porque siete abominaciones habitan en su corazón (proverbios 26:25)

Siempre fue la niña mimada en su natal Tepechitlán, siempre fue la niña de los ojos de su Apá, hasta la fecha piensa que todo es color de rosa, y que con una triste sonrisa, puede embonar en cualquier rompecabezas.

Así es la inexplicablemente llamada diputada federal Noemí Berenice Luna Ayala, panista toda ella, hoy a la fuerza prianista, que para el caso es lo mismo. Hace años jugó a ser diputada local, igual como siempre, de rebote, sin hacer campaña y por pago de facturas. Así su andar allá en 2010.

Dos años más tarde, y bajo el eterno cobijo del anquilosado José Isabel “Chabelo” Trejo, que ha vivido de un gol que metió hace siglos en el Estadio Azteca con la extinta Ola Naranja, le pagaron el espacio de suplente de este. La cosa no pasó a mayores, como siempre.

Sus amarres y blasones la llevaron a la Cámara baja de la Nación, sí, sin hacer campaña y dejando en el camino a azules personajes que en verdad merecían la oportunidad. De golpe y porrazo se mudó a CDMX según ella a “legislar”, su pasó como diputada federal fue de noche.

Lo más visible en medios locales, meramente locales, fue cuando vivió una brutal pesadilla digna de plasmarla con letras de oro en los muros del Congreso. Se perdió todo un día en las entrañas del Metro de CDMX, y luego de rozarse con la plebada chilanga, logró encontrar la salida.

Ella misma lo publicó, de otra manera jamás acá en casa nos haigamos enterado de su personal viacrucis. Salió mejor librada del Metro, que del escándalo que protagonizaron ella y sus pares aquí en Zacatecas, con aquel enjuague con los 100 mil pesos que por cabeza se iban a repartir los corruptos representantes populares.

Por arte de magia refrendó en el cargo como diputada federal, ya con la divisa del tricolor, amalgama de fiascos y traumas nacionales, con un excelente salario. Ella, Noemí Berenice sigue en lo dicho, repartiendo falsas sonrisas, y siendo la eterna dama de compañía donde ella solita paga su estadía.

Ella prefiere presumir en redes que anda de paseo por el país, comiendo y bebiendo a costillas del erario, pues los prianistas no invierten ni en los buenos días. Todo lo relacionado con su rosa vida política, es pagado con dinero que recibe por nada hacer en pro del país, Zacatecas, o los electores que la eligieron como su representante.

Cierto, jamás nadie la eligió para que fuera su representante, será por eso que no trabaja y ni siquiera tiene oficina de enlace legislativo aquí en la Tierra donde abunda el zacate. O si la tiene, es buen momento para que nos digan dónde mero está.

La farsa es su moneda de cambio, ni Leonardo Da Vinci se imaginó que una sonrisa moviera tanto y tan fuerte, para bien en su caso. En el caso de la dama de compañía, es harto diferente, su sonrisa es el fiel reflejo de su falsedad y poca monta a la hora de hacer eso, eso que ella llama: política…

Escribir un comentario